lunes, 18 de enero de 2010
Te vigilo
Atento. Venceré. Sé que podré llevarte conmigo al otro lado, allí donde no hay luz y otros te esperan, allá donde habitan las difusas almas del viejo recuerdo que aguarda tu llegada, recomponiendo los trozos del mapa que un día trazó, marcó y os unió. Te arrastraré en mi viaje, acabando con lo esencial de tu existencia. La tristeza de la decrepitud, el desgaste de la carne. Te aparto de tus últimas miserias, te convido a probar el sagrado fruto de la soñada juventud. Te aferras a la agonía del sufrimiento y me niegas como otros lo hicieron. Pero serás derrotado. Porque volverás a ser tú mismo y más aun. Cortarás las cuerdas que te ataron, quebrarás las cadenas que te oprimieron, apagarás el fuego que te abrasó. Aprovecha el secreto que hoy te confío, siéntete partícipe del poder que detento. No me olvides, no te olvides a ti mismo.
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