domingo, 25 de octubre de 2009

Bayayes


En muchas ciudades africanas existen bayayes, que son minorías que llegadas de otro lugar son marginadas y se limitan a deambular sin un rumbo fijo. Reflejan un sueño mucho menos dulce que el americano; el de partir de la miseria para llegar a un sitio peor aún. Sus ojos no indican desesperación, odio o resentimientos, sino algo mucho más terrorífico, la nada. De su rostro la ilusión por vivir había desaparecido incluso antes de haber sido engendrados. El vivir y el morir son términos que carecen de valor en estas personas. Nacen muertos y mueren sin vida. La esperanza no existe y vivir significa contar las horas que quedan para desaparecer. Los parias no se organizan, no piensan en un futuro mejor, su función vital reside en buscar un poco de alimento, una sombra entre la barbarie del sol, un arma para defenderse de la barbarie del hombre. Pero ¿de qué sirve hablar del colmo entre los colmos, del paradigma de lo animal entre lo humano, de la ejemplificación de las diferencias existentes en nuestro planeta?, ¿De la última punta de un iceberg llamado hambre y destrucción que asuela África? De nada, probablemente.

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