martes, 7 de julio de 2009

¿Y quién vive?



''...su brillo, perdido en la oscuridad del nublado, hubiese ejercido la misteriosa fuerza de la mirada humana, capaz de despertar sentimientos de remordimiento y de compasión. Habría dicho entonces: Aquí estoy, continúo aquí. y ¿qué más pueden decir los ojos del más abandonado de todos los seres humanos?''
                                                                                                                    Lord Jim, Joseph Conrad


Leía el otro día este fragmento de Lord Jim cuando de pronto me vino a la mente la imágen de la última entrada de este blog. Para aquellos que hayan visto Blade Runner sabrán de qué se trata: la mirada del replicante Roy Batty momentos antes de morir. El único momento en su vida en que se había sentido valorado, el instante en que Rick Deckard (Harrison Ford) mediante el simple gesto de una mirada reconocía en él una dignidad que otros habían negado. El replicante conducido por la exclusión y el aislamiento había llevado una vida de terror y de odio. En el momento en que alguien reconoce en él una pizca de dignidad su vida deja de tener sentido. Una simple mirada, un guiño de complicidad le permite sacar de dentro un sentimiento oculto de amor al prójimo. Algo incompatible con su mundo, en el que el mero hecho de ser distinto le obligaba a vivir al márgen. El replicante había vivido con miedo. Es eso lo que significa ser esclavo, ser privado de un aprecio y de un reconocimiento. Significa ser colocado un escalafón por debajo de los demás, sirviendo a sus intereses y resultando improductivo e indeseable pensar por sí mismo. Es lo que empuja a la sociedad a controlar al distinto, a aquel que no piensa como debería según los parámetros establecidos y que trata de sustituir el ser por el deber ser. Lastima morir, ¿pero quién vive? ¿Quién de nosotros puede afirmar no ser esclavo? ¿Quién es capaz de decir que es verdaderamente libre?

¿Y por qué aún sin tener la seguridad de ser completamente libres, tratamos de distinguir entre las personas, realizando jerarquías y diferenciando basándonos en criterios prefabricados contrarios a nuestra dignidad y naturaleza?. ¿Es necesario mirar a los ojos al otro como hizo Rick a Roy para mostrar nuestra solidaridad? Una mirada humana es muy significativa, pero no debemos limitar el compás del latido de nuestro corazón a aquello que quede dentro de nuestro campo visual. La desigualdad se plasma en miles de momentos, y todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. No pienso que sea hora de morir, sino de vivir de otra forma.

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