martes, 3 de febrero de 2009

Lo políticamente correcto

El otro día un amigo me dijo que si uno se fija la mayor parte de intelectuales son de izquierda. Razón por la cual deductivamente la izquierda debe ser la rama política correcta a la hora de afrontar nuevos retos y oportunidades. Sin embargo hube de sacarle de su error. 
Los medios de comunicación manipulan, te hacen creer lo que a ellos le interesan que veas.
¿Es más valido un intelectual de derechas que uno de izquierdas? Obviamente no, sin embargo parece ser que a los medios de comunicación de nuestro país sí que les interesa.
En España se nos vende la imagen de una izquierda progresista y moderna, adaptada a los nuevos cambios y por otro lado una derecha retrógrada y anclada en el pasado. ¿Es esto un error de la propia derecha o de los medios de comunicación? Es una cuestión a debatir. Pero lo que hemos de entender es que la puerta de nuestro futuro no se abrirá con una llave que se encuentra en el bolsillo de la derecha o de la izquierda. El tiempo se ha encargado de desacreditar en ocasiones a una u a otra, y atrás quedaron las luchas ideológicas por encontrar la fórmula mágica que tanto han ansiado ambas. Cada una dividida en sus múltiples variantes representan formas de afrontar la vida, pero hoy todo queda supeditado al mercado, y por ende implican formas de llevar el mercado. Abrir o cerrar mercados, agrandar o minimizar el estado, fomentar la iniciativa pública o privada.. La izquierda y la derecha con sus particulares formas de afrontar la realidad no son más que instrumentos, siendo necesarios dependiendo de las circunstancias, de la situación del mercado. Y de ahí que ambas alternen sus respectivos roles cuando les conviene y olviden sus teóricos principios. De forma que caer en un determinado discurso no es más que aprobar erróneamente su sofística. Ya no existen la derecha ni la izquierda, existen interesados que dependiendo de la situación del mercado tratan de explotar un determinado discurso, de modo que no pensemos que nuestro partido es el mesías y salvador de nuestras miserias, porque el mercado es muy imprevisible y el discurso que hoy era válido, mañana te puede hundir en el fango.

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